Columna Viento a Favor. «Kino Mágico, un oasis en el Desierto»

Por Carlos ROMERO

He visitado y vivo Bahía de Kino en todo su esplendor durante años; conozco lugares inimaginables que la naturaleza, caprichosa como es, se ha empeñado en edificar en los rincones más apartados y escondidos de este maravilloso destino.

He pescado, buceado, nadado, caminado, manejado, navegado, sobrevolado y trabajado en Bahía de Kino por mucho tiempo, sin considerar que muchas de sus playas, las más hermosas, aún siendo públicas no eran para todos.

Cuando a muchos extranjeros que radican temporalmente en «Kino Nuevo», se les permitió cerrar los accesos a la playa, se derrumbaron también las esperanzas de cientos y miles de personas que visitan ese destino y que quieren divertirse, la mayoría, sanamente.

Pero los que más perdieron, fueron quienes están atados a una silla de ruedas o que padecen otro tipo de discapacidad, simplemente porque no había nada que los ayudara a cumplir su sueño de acercarse al agua del mar.

Los intereses que permitieron tapar esos accesos a la playa más grande del estado, son tema de otro texto; lo que sí se debe analizar es que por vez primera, Bahía de Kino ofrece una oportunidad para la gente que no tiene acceso a una alberca pública o privada, y para quienes se conducen en una silla de ruedas.

Se llama «Kino Mágico», y es una obra con accesos controlados, con cerco perimetral, con albercas, juegos infantiles, y lo mejor es que está ubicada en la olvidada zona Oriente de Bahía de Kino.

La importancia de esta obra es directamente proporcional a la cantidad de sonrisas que desde ayer está provocando.

Le decía párrafos atrás que si de algo puedo presumir, es de conocer Bahía de Kino y a su gente, de saber las fortalezas y debilidades de una población con muchos problemas que depende sólo del turismo en verano y sólo de la pesca el resto del año.

Si de algo puedo presumir es de conocer con detalles los esfuerzos que se hicieron para construir una carretera con altas especificaciones y el mantenimiento que hoy en día la sostiene sin un solo bache.

En Bahía de Kino el tiempo parece haberse detenido; las mismas casas de los pescadores, hechas de cartón y madera, los mismos comercios pero con diferentes giros; los mismos problemas pero con diferentes protagonistas; pero ahora el proyecto «Kino Mágico» hace la diferencia, marca una pauta, un antes y un después de lo que este destino ofrece a quienes lo visitan.

Y aunque algunos accesos a la playa siguen tapados en Kino Nuevo, ya hay una opción para quienes gustan más de la cercanía y belleza que ofrece Kino Viejo.

Es un gran espacio con albercas que tienen acceso y rampas para que quienes están en una silla de ruedas puedan entrar a darse un chapuzón.

Esta es la primera vez que después de tantos años en Bahía de Kino, se ve algo como esto.

Un Bahía de Kino olvidado por muchos gobiernos anteriores y golpeada por muchos huracanes, ahora está siendo protagonista de la historia.

Esta vez el huracán es de cobijo y de atenciones para Kino; esta obra es una inversión conjunta de los gobiernos Estatal y Municipal.

Por primera vez en muchos años como cuando llegué por primera vez Kino me sorprende.

Después de tantas vacaciones, semanas Santas, semanas «diablas», veranos infernales, inviernos congelantes, concursos de pesca; después de tantas noticias malas, «Kino Mágico» es literalmente, un oasis en el desierto.

—-TAMBIÉN ME SORPRENDIO, AUNQUE YA NO DEBERÍA DE SORPRENDERME, la disponibilidad de la gobernadora Claudia Pavlovich para con la gente. Es decir, cualquiera se puede retratar con niños y viejitos; lo importante es que Claudia verdaderamente se involucra con los problemas de la gente, los escucha, les dice que hay esperanza siempre.

Ayer una niña que la saludó en la inauguración del «Kino Mágico», le pidió una cita porque quiere platicar con ella; la gobernadora aceptó, de inmediato le agendó a la pequeña una cita en el Palacio, para platicar cosas de suma importancia para la niñez, problemas que hay que resolver, y sobre todo, asuntos que viniendo de de un niño, no se pueden soslayar, hay que resolverlos de inmediato.

La niña le dijo que le llevará la boleta, porque tiene puros 10, y la gobernadora le contestó: «igual que yo, en la escuela tuve puros 10», la incentivó a seguir luchando, pero sobre todo le dijo que estar en una silla de ruedas es una muestra de que es una guerrera y una campeona.

Entre un remolino de gente, la gobernadora recibía peticiones y abrazos. Pero lo más importante: escuchaba.

Déjeme decirle la verdad: ya no hay políticos así. Ayer Claudia caminó entre la arena, sufrió calores y humedad, visitó gente humilde, escuchó y se dio cuenta de las necesidades de una población que tenía años sin que la visitara un gobernante estatal.

De paso, la mandataria aprovechó para dejar en claro su afecto y apoyo irrestricto al Maloro Acosta, a quien voces muy mal intencionadas tratan todos los días de poner en mal.

Y si dicen que una foto expresa más que mil palabras, solo hay que ver la imagen donde la mandataria y el presidente municipal se ríen como niños al darse un fraternal abrazo, luego de la inauguración del «Kino Mágico».

Si eso no es empatía y apoyo mutuo, ya no sé qué es.

Gracias por leer estos párrafos.

*Soy Carlos Romero, reportero con 25 años de trayectoria y director de El Patrullero.