In Memoriam…El profe Reyes, el Hombre que despidió con una Bendición a mi amigo Humberto Morales

Por Carlos ROMERO

Hay un hombre que habló con Humberto Morales Nieto, más que cualquier persona, en sus últimos días de vida y lo despidió con una Bendición. 

Yo estaba buscando respuestas ante la inesperada partida de un hombre joven y lleno de vida a quien el COVID mató en 10 días o en menos. 

Cuando salió positivo al virus, Humberto Morales de inmediato buscó alternativas para tratarse y para cuidarse. 

Primero pasó unos días en el Centro COVID del SNTE, para tratar de palear la infección. Pero con el paso de los días hubo necesidad de trasladarlo de urgencia al Hospital Ignacio Chávez porque su salud sufría un quebranto que pasó de moderado a grave. 

Para escribir este texto, tuve que abrir una botella de vino, que seguramente a mi amigo Humberto le habría gustado compartir, escuchando una buena música de fondo.

La muerte de Humberto Morales no la puedo escribir en un post de facebook, ni en un tweet, pues para para hablar de su muerte, tengo que hablar de su vida, de una vida plena y esforzada, en la que disfrutó a sus hijos, su vida en pareja, el baseball, una buena cerveza y una buena charla.

Fue mucha vida, mucha amistad, mucho cariño como para describirla en uno o dos párrafos. 

A Humberto Morales y a mi nos apasionaban las mismas cosas, los deportes y la música entre ellas. 

Tenía un titipuchal de proyectos; no a todos les platicó, pero quería llegar a secretario General del Sindicato de los Trabajadores del ISSSTESON. 

Era un hombre bien intencionado y al verte en la calle siempre tenía una palabra de aliento y un apapacho sincero. 

Por eso me urgía hablar con alguien que lo hubiese visto y escuchado en sus últimos días, para tratar de entender un poco lo que presagiaba el final. 

“No supe qué pasó, cómo se complicó, pero él se sentía bien, decía que quería salir de ahí para irse a ver sus hijos.. era un muchacho con muchos planes y proyectos… este virus no es un juego, debemos tomarlo en serio, es muy peligroso”… me dijo en una entrevista.

“Qué triste que haya fallecido, no lo puedo creer..”, insistió. 

“Humberto me platicaba de sus hijos, de su trabajo, nos entendimos muy bien, y a pesar de lo bien que nos trataron en el Centro COVID, a él lo tuvieron que trasladar porque su saturación de oxígeno no mejoraba y los médicos no lo veían bien…”, me platicaba con nostalgia.

Luego me dijo: “Todo empezó el día en que se lo llevaron al hospital, ya casi no hablaba, más bien apenas le pude entender que decía “me siento bien”, porque traía la máscara de oxígeno puesta, pero la verdad es que no se veía bien, sin embargo él estaba luchando por salir adelante”. Y ahí fue lo último. 

“Me sorprendió mucho su muerte, porque al principio era de los que se veía mejor, luego fue cambiando su semblante pero su ánimo nunca decayó…”, me platicaba este hombre, que ya convalece desde su casa.

Luis Reyes, un maestro y músico originario de Magdalena de Kino, profesor jubilado de primaria y de preparatoria convivió con Humberto Morales Nieto en sus últimos días. 

Me platicó lleno de nostalgia y tristeza que le tomó mucho aprecio a mi amigo, quien falleció el medio día del domingo víctima del covid 19. 

Coincidieron en el Centro COVID del SNTE, donde me platica haber recibido una atención de primera categoría. 

“Humberto estaba muy bien, chingada madre, cómo me puede..”, dice el maestro, y casi me imagino que se soba la cabeza en un gesto de lamento y dolor. 

La pandemia ha dejado sin vida a miles de sonorenses, a todos se les extraña y algunos se empeñaron por dejar una huella indeleble en vida. Ese fue el caso de Humberto Morales Nieto.

Músico por vocación, el profesor Reyes era el líder del Mariachi de Magdalena, pero me dice que no volverá a tocar, para no exponerse a los cambios bruscos de temperatura y debido a que las secuelas del COVID lo mantienen al margen de una vida normal.

Después del COVID ya nada es igual, podría decirse. 

Como un paciente en recuperación, me dice que el COVID se siente como una opresión en el pecho que te impide respirar. 

“Se siente como un frío en los pulmones cuando respiras”, me relata.

Platica el profesor que él se internó el día 11 de diciembre en el hospital Chávez, pero ante el panorama de gravedad de algunos pacientes, habló con uno de los médicos, que fue su alumno en Magdalena, y le pidió ser trasladado al Centro COVID. 

Ese panorama del que me habló el maestro Reyes, es la saturación de pacientes graves en todos los hospitales del que  nos hablan a diario las autoridades sanitarias.

“Sientes la respiración a medias, uno se agita mucho; a veces a media noche me despertaba el suspiro porque el pulmón necesita aire”, me relata el profesor. 

Yo estuve siete días internado, de los cuales 4 estuvo él también, cuando se lo llevaron, yo le eché la Bendición, yo recé por él ahí, yo soy un hombre muy Cristiano y muy de la Iglesia, muy de la oración… le dije Dios te bendiga, viejo, sé que vas a salir adelante, y ya no me habló, solo me levantó la mano, el puño, y apenas alcance a ver que trataba de decir “me siento bien”, me dijo el profe Reyes.  

El no quería irse, él no quería irse” me dijo lleno de rabia el maestro. 

Y hace mención aparte a la atención que recibieron de parte de todo el personal médico, encabezado por la doctora Burgos y el Doctor Martínez Sánders. 

A Humberto se lo llevaron el 15 de diciembre en la mañana al Hospital Chávez, aunque él se resistía a irse, pero los doctores saben lo que está pasando. 

De que fue bien tratado, eso no hay que dudarlo, de veras que son excelentes médicos, excelentes enfermeras, están todos conectados, los doctores Burgos y Martínez Sanders son expertos en COVID, y ellos están atendiendo ahí. 

Eso fue lo que me dijo el profe Reyes, el hombre que despidió con una bendición a mi amigo Humberto.

Conocí a Humberto Morales en el invierno del 2010; compartimos diversos proyectos en los que no siempre estábamos de acuerdo, pero siempre se imponía la inteligencia y la caballerosidad. 

Por eso no puedo estar más de acuerdo en lo que me platicó el maestro Reyes, quien al transcurrir de los días hizo excelente empatía con él. 

Don Luis fue dado de alta tras 11 días de una etapa de crisis por covid, que empezó en su natal Magdalena. 

Pero no olvida los días en que compartió ideas, palabras y sentimientos con Humberto Morales. 

Pasados los meses, hemos entendido que este virus mata, así como mató a mi amigo Humberto. 

Y no mató a cualquiera; le arrancó la vida a un hombre cabal, lleno de vida y un padre ejemplar. 

El cuerpo de mi amigo Humberto Morales fue cremado y su familia estaba -hasta este lunes- en espera de que les entregasen sus cenizas. 

Tengo el consuelo de que no nos quedaron charlas, proyectos, botellas de vino ni carnes asadas pendientes. 

Tras una grave fractura que sufrió en la pierna, lo visité en su casa hace unos años y fue oportunidad para charlar largo y tendido sobre la vida y sobre la muerte. 

Esa fractura la sufrió precisamente jugando el deporte que le apasionaba: el baseball. 

Fíjense ustedes, el día en que Humberto salió del Centro COVID, el maestro Reyes le acompañó a recitar el poema de  Amado Nervo, “En Paz”, que dice 

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,

porque nunca me diste ni esperanza fallida,

ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino

que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,

fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:

cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:

¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;

mas no me prometiste tan sólo noches buenas;

y en cambio tuve algunas santamente serenas…

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.

¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! 

No quiero pensar que aquello fue un presagio, una despedida. Y no lo quiero pensar porque sé que mi amigo Humberto no se quería morir. Yo lo conocí y sé que anhelaba con todo su corazón abrazar a sus hijos, volver a ser el hombre que fue. 

Mi amigo ha llegado a un lugar donde ya no hay dolor ni hay sufrimiento. 

Su partida física deja un dolor inenarrable en su familia y en sus amigos; pero su legado y su amor al prójimo, quedarán para hoy y para siempre. 

Descansa en Paz. 

Humberto Morales Nieto, En Paz Descanse
El profesor Luis Reyes